miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las apariencias engañan: Skid Row - Skid Row

                                

Los de New Jersey eran una de las tantas bandas que aparentan ser lo que no eran en realidad. En este caso, no hacía falta mirarlos dos veces para ver que atufaban a una de esas bandas que practicaban ese hard rock (que de metal tenía más bien poco) ochentero, suave y mariconcete. Unos tipos bastante atractivos (sobre todo nuestro querido cantante, que debió sacarle bastante partido a su condición de guaperas), los pelos cardados, pantalones de cuero ajustados, pulseras… Skid Row arrastraban todos los tópicos posibles, aunque no se maquillasen de manera estrafalaria (cosa rara en una época hasta en el que salvajes destrozaoídos como los Mötley Crüe lo hacían) y llevasen un look mucho más callejero.


Y es que el cuarteto de Toms River estaba al tanto de su apariencia de banda glam. Lo utilizaron a su favor, porque, en 1989, las pintas que llevabas y no tu calidad musical era lo que te hacía triunfar (por suerte, esto acabaría en un par de años, cuando explotó el grunge). Pero no, Skid Row, es hard rock del bueno, del duro, aunque con sus toquecillos de glam metal, lo cual no es malo.

Desde la primera canción del disco, Big Guns, nos quieren dejar claro que los de New Jersey están hechos de otra pasta, que su disco es para adeptos al hard rock, y no niñitas de quince años (que también las tenían entre su público). A partir de aquí, todo es un viaje a toda velocidad y sin frenos, con riffs que no te dejaran ni un solo segundo para respirar, solos cortitos pero llenos de pura adrenalina, y coros tan pegadizos como los pueden ser los de Poison, sin desencajar para nada.

Así van pasando las potentes cuatro primeras canciones del disco, Big Guns, Sweet Little Sister, Can’t Stand The Heartache y Piece Of Me, todas con riffs de infarto, solos que incitan a coger una escoba e imitar las peripecias de Dave Sabo, y coros que no se te sueltan en días. Y entonces, llegamos a 18 and Life.

Se puede pensar “Vaya, otra baladita romanticona más. Con lo que estaba disfrutando hasta ahora”. Pero pronto, hasta el más detractor de las power ballads se tragará sus propias palabras. Y es que 18 and Life es tan agresiva como las canciones anteriores, sin perder su condición de power ballad. Es la vara por la que se deberían medir todas las baladas, y el desgarrador grito de Sebastian Bach antes del solo pone los pelos de punta a cualquiera.

Y tras este pequeño parón, que no viene para nada mal, volvemos a la acción directa y adrenalitíca con Rattlesnake Shake, con un riff que hace cabecear a cualquiera, y el típico coro “Shake, shake… bum, bum” con el que cantan hasta los mudos. Después de esto, tenemos Youth Gone Wild, himno de rebeldía juvenil por excelencia. Apesta a macarrismo por los cuatro costados, es Skid Row en su máxima expresión. Todo lo que habíamos visto antes, elevado al cuadrado. El siguente corte se trata de Here I Am, con el riff más efectivo y potente del disco. Caña pura y dura. Le sigue Makin’ A Mess, en la misma línea.

Y entonces, llegamos a I Remember You, otra tierna balada. Si bien la anterior era ejemplo de cómo hacer un medio tiempo potente a la vez que desgarrador, esta es el ejemplo perfecto de cómo hacer una balada romanticota sin llegar a ser muy empalagoso. Si bien la estructura inicial la hemos oído 25 veces, Skid Row nos consiguen deleitar con la expresiva voz de Sebastian Bach, muy efectiva. Poco a poco, va en “in crescendo” bestial sin perder un ápice de su melancolía.
Y como dicen que todo lo que empieza bien acaba bien, finiquitamos el disco con el último corte, Midnight – Tornado, que representa a la perfección lo que significa Skid Row. Aunque ese tufillo macarra está impregnado en todo el disco, aquí es donde más se hace notar.

Skid Row es un disco que hay que disfrutar a cada momento, deleitarse con cada acorde, porque discos como este sonido hay pocos, ya que la banda dio un giro radical hacia terrenos aún más “heavis” con su segundo álbum, Slave To The Grind, subiendose un poco al carro del grunge. La inminente pérdida de popularidad del glam ante el grunge hizó que a muy pocas bandas les diese tiempo a copiar el sonido Skid Row. 

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